Y llega el primer jefe de Estado a visitar a Francisco I, y resulta su paisana Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina. Aún no entendemos muy bien por qué las mujeres necesitan colocar el apellido de sus esposos (vivos o muertos) a continuación de su primer apellido y precedido de la preposición que indica pertenencia.
Dos bombillas, la del mate y la de la idea de Fernández
Total que la señora presidenta argentina llega al Vaticano y en la audiencia con el papa va y le pide, como si fuera el genio de la lámpara de Aladino, que interceda con el Reino Unido para que les devuelvan las Malvinas (Falkland en inglés). Bueno, eso no lo ha dicho, pero es el trasfondo.
No ha perdido tiempo la señora Fernández de Kirchner, pero, por si no se ha informado bien, habría que decirle que en el Reino Unido, el catolicismo es minoritario desde hace siglos y que la religión imperante es la anglicana, cuya cabeza visible es su majestad la reina Isabel II.
El arzobispo de Canterbury, que encima es un magnate petrolero, no se ha pronunciado sobre la noticia.
Una reseña de:
Gumersindo Singermorning, al pie del cañón sobre el Palatino romano |
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